Así fue el primer tren argentino: tenía 10 kilómetros de extensión y cambió para siempre la historia del país

El 29 de agosto de 1857 marcó un antes y un después en la historia del transporte argentino. Aquel día, la locomotora inglesa La Porteña realizó el primer recorrido oficial del Ferrocarril Oeste de Buenos Aires, una línea de apenas 10 kilómetros que unía la estación del Parque, donde hoy se levanta el Teatro Colón, con La Floresta, en el entonces límite oeste de la ciudad. Fue el nacimiento del sistema ferroviario argentino y uno de los hitos tecnológicos más relevantes del siglo XIX.
El trayecto inicial atravesaba zonas que, hoy en día, son parte del corazón porteño, incluyendo calles como Corrientes, Lavalle y Pueyrredón. Impulsado por la Sociedad Camino de Hierro del Ferrocarril Oeste, el proyecto contó con el apoyo económico del Estado de Buenos Aires, cuando la provincia aún no formaba parte de la Confederación.

La historia del Ferrocarril Oeste, el primero de la Argentina
Su puesta en marcha representó un paso decisivo en el desarrollo económico del país, al facilitar el transporte de personas y mercancías en un contexto en el que las comunicaciones eran todavía rudimentarias.
Un día después de su inauguración oficial, el 30 de agosto de 1857, el tren comenzó a funcionar como servicio público. La novedad causó gran entusiasmo entre los porteños, que veían en la locomotora un símbolo de modernidad y progreso. La Porteña, fabricada por la compañía británica E. B. Wilson & Company, se convirtió en una figura icónica de la historia nacional y fue la protagonista de los primeros viajes del país.
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En 1863, la provincia de Buenos Aires asumió la propiedad total del ferrocarril. Sin embargo, hacia finales del siglo XIX, el endeudamiento del Estado y la presión de los capitales británicos condujeron a la venta del Ferrocarril Oeste a la empresa inglesa Buenos Aires Western Railway, como parte de la ola de inversiones extranjeras que dominaron la infraestructura argentina durante décadas.

A pesar de haber cambiado de manos, el legado del Ferrocarril Oeste perdura. Su trazado original dio origen a la actual Línea Sarmiento, una de las más importantes del Área Metropolitana de Buenos Aires.
Además, los restos del histórico tren, incluyendo La Porteña y varios de sus vagones, fueron restaurados y actualmente se exhiben en el Complejo Museográfico Provincial Enrique Udaondo, en la ciudad de Luján.
Más de siglo y medio después de aquel primer viaje, el Ferrocarril Oeste sigue siendo un símbolo del espíritu pionero que impulsó la modernización del país y el punto de partida de una red ferroviaria que, con sus altibajos, aún conecta a millones de argentinos a lo largo y ancho del territorio.