Sin fertilizantes: el insecto milenario que cuida a las plantas y elimina a las plagas de tu jardín todo el año
Este insecto ayuda a la naturaleza y ofrece soluciones ante problemas actuales en las plantas. Esta especie milenaria sigue siendo la protección silenciosa para que las plagas no ataquen el jardín de tu casa. Enterate cómo atraerla a tu hogar.

Sin necesidad de fertilizantes ni productos químicos, el control de plagas puede lograrse gracias a un insecto presente desde hace millones de años.
De forma constante y silenciosa, este aliado natural protege distintas especies de plantas, cuidando flores, hojas y tallos sin alterar el equilibrio del entorno.

Este inofensivo insecto siempre pasa desapercibido, pero está presente durante gran parte del año, se adapta a distintos climas y su verdadero poder está en la protección saludable de las plantas.
¿De cuál se trata? La crisopa, perteneciente a la familia Chrysopidae, un insecto con un origen que se remonta al Triásico tardío, hace aproximadamente 200 millones de años.
Si bien el insecto adulto se reconoce por sus transparentes alas y su color verde, son sus larvas las verdaderas protagonistas, ya que se alimentan de ácaros, cochinillas, moscas y pulgones.

Por este motivo, especialistas de la Unión para la Conservación de la Naturaleza y la Biodiversidad (NABU), las consideran uno de los insectos benéficos más eficientes.
Su presencia ayuda a reducir infestaciones sin dañar las especies ni afectar a otros insectos útiles, algo clave para mantener un jardín equilibrado a largo plazo.
¿Qué plantas protege y cómo atraerla al jardín de tu casa?
Son especialmente efectivas en geranios, hibiscus, jazmines, lavandas y margaritas, así como en plantas aromáticas y hortalizas como el pimiento, tomate y la lechuga.

Para atraerlas al jardín, primero debemos evitar insecticidas químicos y favorecer la biodiversidad: plantar flores como caléndula, eneldo, hinojo y manzanilla ayuda a que los adultos encuentren néctar y permanezcan en la zona.
También, es importante ofrecer pequeños refugios naturales, como arbustos, setos o rincones con vegetación menos intervenida.
De esta manera, un jardín con variedad de plantas y pocas intervenciones artificiales aumenta las chances de que la crisopa se establezca y cumpla su rol durante todo el año.


















