De ataúdes sostenibles a compostaje humano: las alternativas ecológicas a los entierros que transforman el último adiós

El sector funerario también está viviendo una transformación y busca alternativas hacia entierros sostenibles. Cada vez más personas buscan que su último adiós sea un acto de amor no solo hacia sus seres queridos, sino también hacia el planeta.

Entierro.
Entierro. Foto: Unsplash

El sector funerario también está viviendo una transformación y busca alternativas hacia entierros sostenibles. Cada vez más personas buscan que su último adiós sea un acto de amor no solo hacia sus seres queridos, sino también hacia el planeta.

En este contexto, opciones como la aquamación, los ataúdes sostenibles y el compostaje humano se consolidan como alternativas con menor impacto ambiental frente a la cremación y el entierro tradicional.

Entierro. Foto: Unsplash

La demanda de ceremonias ecológicas

Según una encuesta de Choice Mutual, el 81 % de los estadounidenses considera válida o deseable la opción de una ceremonia funeraria ecológica.

La tendencia refleja un cambio cultural: incluso después de la muerte, las personas quieren reducir su huella ecológica y dejar un legado positivo.

Aquamación: hidrólisis alcalina como alternativa a la cremación

La aquamación o hidrólisis alcalina es una técnica que ya se practica en México, Estados Unidos e Irlanda, y que una empresa belga ensaya por primera vez en la Europa continental.

El proceso consiste en introducir el cuerpo en una máquina con agua e hidróxido de potasio. Al calentar el líquido, el cuerpo se disuelve, permaneciendo únicamente el esqueleto, que luego se seca, tritura y entrega a los familiares en una urna.

“Es una nueva tecnología que reduce significativamente el consumo de energía y libera menos contaminantes que la incineración tradicional”, explicó Tom Wustenberghs, responsable del Crematorio Pontes en Amberes.

Aquamación, opción a los entierros con menor impacto ambiental. Foto: Noticias Ambientales

El proyecto belga, con una inversión de 1,5 millones de euros, comenzará con cuerpos donados a la ciencia y espera ofrecer el servicio comercialmente a partir de 2028, al mismo precio que una cremación convencional.

Compostaje humano: transformar el cuerpo en vida

Otra alternativa que gana terreno es el compostaje humano, también conocido como humusación o terramación. El cuerpo se introduce en una cápsula con materia orgánica (astillas, hojas secas, ramas) y se mantiene en condiciones controladas entre dos meses y un año.

Los huesos se trituran y se devuelven al montículo, que se convierte en 1,5 metros cúbicos de materia orgánica fértil, reduciendo las emisiones de CO₂ hasta en un 90 %.

Países como Alemania, Países Bajos, Estados Unidos y Reino Unido ya experimentan con esta técnica, y Bélgica estudia iniciar un proyecto piloto.

La empresa Recompose, en Estados Unidos, es una de las pioneras en el compostaje humano. Foto: Recompose

Bosques memoriales y cápsulas biodegradables

Otras opciones innovadoras incluyen:

  • Bosques memoriales: plantar un árbol sobre los restos del difunto.
  • Capsula Mundi (Italia): introducir el cuerpo o las cenizas en una cápsula biodegradable en forma de huevo, de la que crecerá un árbol conmemorativo.
  • Entierro coralino: mezclar cenizas con cemento ecológico para formar estructuras que se depositan en el mar, creando refugios para la vida marina.

Las alternativas funerarias sostenibles están redefiniendo la forma en que las sociedades enfrentan la muerte. La acuamación, el compostaje humano y los ataúdes biodegradables ofrecen opciones más respetuosas con el medio ambiente, reduciendo emisiones y generando vida a partir de la despedida.

La tendencia apunta a que, en las próximas décadas, estas prácticas se expandan globalmente, transformando el último adiós en un acto de responsabilidad ecológica y legado positivo para las generaciones futuras.

El impacto ambiental de los métodos tradicionales

Las cifras muestran la urgencia de alternativas más limpias:

  • Cremación: genera unos 245 kilos de CO₂ por cuerpo, equivalente a un vuelo París-Madrid, además de liberar óxidos de nitrógeno, dioxinas y mercurio.
  • Entierro tradicional: libera entre 500 y 800 kilos de CO₂, sumado al impacto de productos de embalsamamiento con sustancias cancerígenas como formaldehído y metanol, y de ataúdes con metales y barnices que se filtran al suelo.

Un primer paso para reducir el impacto es el uso de ataúdes de cartón, más ecológicos y económicos.