Huerta de balcón: el nuevo método para cultivar tus propias verduras en botellas recicladas
Se trata de una nueva iniciativa que impulsa la comida natural en las grandes ciudades de forma sostenible. Cómo se hace y qué elementos hay que tener en cuenta.

En los últimos años, el interés por una vida más sustentable y saludable en la ciudad creció de forma sostenida entre los argentinos. En la búsqueda de consumir alimentos mucho más frescos, los expertos en jardinería incitan a aprovechar al máximo los espacios pequeños y reciclar elementos que se utilizan día a día, como las botellas de plástico.
Una forma ecológica de tener una huerta en el balcón, es cultivar las verduras en botellas recicladas. Este sistema, bautizado por muchos como “del balcón al plato”, propone convertir residuos plásticos en macetas colgantes o apoyadas, capaces de sostener cultivos simples y de rápido crecimiento. Es económico, accesible y requiere muy poco espacio, algo fundamental para quienes viven en departamentos.

Cómo funciona este método argentino de huerta en botellas
La técnica se basa en reutilizar botellas de plástico (principalmente de 1,5 y 2 litros) para transformarlas en contenedores de siembra. La estructura es liviana, fácil de trasladar y permite crear filas verticales o jardines colgantes que aprovechan al máximo la luz.
Los pasos básicos del método son simples:
- Cortar la botella por la mitad: puede cortarse horizontalmente para obtener una maceta tradicional o de manera vertical para crear una “canaleta” donde sembrar verduras de hoja.
- Colocar piedras o grava fina en el fondo: esto mejora el drenaje, evita que el agua se acumule y previene la pudrición de las raíces.
- Agregar tierra fértil o compost casero: los sustratos livianos funcionan mejor: airean la raíz, retienen humedad moderada y permiten un crecimiento más uniforme.
- Sembrar verduras de ciclo corto: lechuga, rúcula, acelga baby, cilantro, perejil y cebolla de verdeo son las más elegidas porque crecen rápido y pueden cosecharse varias veces.
- Regar con moderación: el riego debe ser suave y frecuente, evitando encharcar.

Además de ser práctico, este sistema promueve un doble beneficio ambiental. Por un lado, reduce el consumo de plástico al darle una segunda vida a las botellas. Por otro, acerca a más personas al cultivo propio, fomentando hábitos de alimentación más sustentables.
Quienes adoptaron esta técnica destacan que no solo se trata de ahorrar dinero o decorar el balcón:
- Permite tener verduras frescas todo el año.
- Reduce el desperdicio de envases.
- Enseña a los más chicos sobre reciclaje y naturaleza.
Incluso algunos talleres comunitarios ya enseñan a crear huertas verticales enteras usando solo botellas, cuerdas y estructuras simples de madera. En edificios, barrios y escuelas, estas huertas caseras se volvieron una herramienta didáctica y ecológica al alcance de cualquiera.

















