Signos de envejecimiento: a qué edad se considera un gato viejito, según expertos

A lo largo de su vida, los gatos necesitan cuidados esenciales para mantener su bienestar físico y mental. Si bien durante la adultez joven los riesgos suelen ser menores, cuando alcanzan la etapa de adultos mayores es importante prestarles mayor atención.
¿A partir de qué edad se considera que un gato es adulto mayor?
Al igual que los humanos, el proceso de envejecimiento es individual y cada gato podría presentar signos de envejecimiento en distintos momentos, pero hay señales en general que pueden empezar a mostrar luego de los 7 años, aunque no se verán síntomas exteriores hasta los 12 años aproximadamente, según el sitio Royal Canin.

A partir de esa edad, las células del gato comenzarán a desacelerarse y las funciones de su cuerpo serán menos efectivas, incluidos el corazón y el sistema inmunitario.
Cómo es la clasificación veterinaria de la edad de un gato, según Royal Canin:
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- 11 a 14 años: adulto mayor
- 15 años en adelante: geronte
Signos de envejecimiento en los gatitos mayores
Si bien los signos de envejecimiento en cada gato pueden ser distintos, hay algunos procesos que tienen en común. Su audición, su olfato y su gusto comienzan a deteriorarse, por lo que puede afectar su apetito.
Además, los gatos adultos también comienzan a presentar problemas dentales, ya que con el paso del tiempo sus piezas dentales se deterioran al igual que las encías, y hasta pueden perder dientes. La combinación de estos problemas pueden generar pérdida de peso notable.
Por otro lado, los gatos adultos pueden comenzar a perder flexibilidad en sus articulaciones, sobre todo si aparece la artrosis que provoca dolor y disminución de la movilidad. Este problema de flexibilidad perjudica directamente en la capacidad de asearse correctamente, y termina afectando el pelaje y la piel del gato.

En ese contexto, el pelaje del gato puede volverse más blanco y perder su calidad porque las glándulas sebáceas producen menos aceites que protegen la piel. Además, el sistema inmunológico se debilita con la edad, por lo que el gato puede enfermarse con más facilidad. También cambian algunos procesos internos, como la digestión: a los gatos mayores les cuesta más procesar grasas y proteínas.
En cuanto al comportamiento, pueden volverse más retraídos, maullar en horarios inusuales (como durante la noche) o dormir más, aunque con un sueño menos profundo. Estos cambios pueden alterar su rutina y generar algunos problemas de conducta.

















