Los secretos de la expedición del Conicet: el viaje al Fondo del Mar Argentino que fue furor en streaming

La campaña se preparó durante una década y duró 21 días. Fue vista en vivo por más de 17 millones de personas. Las muestras servirán para estudiar los efectos del cambio climático y la contaminación plástica en los océanos.
Las biólogas del CONICET Renata Pertossi y Noelia Sánchez recuperan muestras tras la inmersión del ROV SuBastian en el cañón de Mar del Plata.
Las biólogas del CONICET Renata Pertossi y Noelia Sánchez recuperan muestras tras la inmersión del ROV SuBastian en el cañón de Mar del Plata. Foto: ROV SuBastian / Schmidt Ocean Institute

Ni Julio Verne, con sus 20 mil leguas de viaje submarino, hubiese imaginado tamaña repercusión. Durante 3 semanas, el streaming en vivo de la expedición al cañón submarino Mar Del Plata, financiada por el Schmidt Ocean Institute y liderada por científicos del Conicet rompió todos los récords de visualizaciones en Youtube y Twitch con más de 18 millones de espectadores.

Anémonas brillantes, pepinos y caballitos de mar, erizos de colores, pulpos-telescopio y las hoy célebres “estrellitas culonas” animaron las pantallas de computadoras, televisores y teléfonos, y se metieron en las transmisiones de bares, discotecas y estaciones de servicio.

La Estrella de mar (Hippasteria phrygiana): una de las especies avistadas que se convirtió en un ícono de la campaña en el cañón submarino de Mar del Plata. Foto: ROV SuBastian / Schmidt Ocean Institute
Un asombroso pulpo telescopio (Amphitretus sp.) documentado a 888 metros de profundidad en el cañón de Mar del Plata. Foto: ROV SuBastian / Schmidt Ocean Institute

En promedio, las anteriores expediciones del Schmidt Ocean Institute tenían entre 40.000 y 500.000 visualizaciones, pero la campaña del Conicet batió todos los récords, y un 60% de los espectadores eran argentinos.

“Nos sorprendió el entusiasmo de la gente, que miraba y descubría con nosotros las maravillas que tiene nuestro mar profundo. El chat no paraba de explotar; los chicos describían y ponían nombres a los animalitos que aparecían, y algunos nos preguntaron qué había que estudiar para trabajar en esto”, contó el biólogo Daniel Lauretta, científico del Conicet y jefe de la expedición en una conferencia de prensa junto al equipo de investigadores en el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia (MACN).

La expedición del Conicet al fondo del Mar Argentino en Mar del Plata. Video: ROV SuBastian / Schmidt Ocean Institute

Allí se exhibirán algunas de estas muestras, junto con los cientos de cartas y dibujos que chicos de todo el país enviaron a los científicos en una muestra de asombro, agradecimiento y cariño por haberles permitido conocer de cerca las maravillas del fondo del mar.

El detrás de escena

La campaña a bordo del buque R/V Falkor del Schmidt Ocean Institute, duró 21 días (del 23 de julio al 11 de agosto), pero “se preparó durante casi una década”, ya que estuvo basada en los hallazgos de una expedición anterior realizada entre 2012 y 2013 por el Conicet a bordo del buque oceanográfico Puerto Deseado (por entonces sin el equipamiento de punta actualmente disponible y las transmisiones en vivo), y los científicos que participaron llevan muchos años estudiando el océano.

El biólogo Daniel Lauretta, investigador del CONICET en el Museo Argentino de Ciencias Naturales y jefe de la campaña, se especializa en anémonas y corales de regiones profundas del Mar Argentino. Foto: ROV SuBastian / Schmidt Ocean Institute

Concretamente, el viaje fue posible gracias a una beca del Schmidt Ocean Institute, que el equipo del Conicet ganó a fines de 2023, y el apoyo de fundaciones e instituciones privadas de Argentina y el exterior.

La elección de la zona a explorar, el Cañón Mar del Plata, a unos 300 kilómetros de la costa de la ciudad balnearia, tuvo que ver con la profundidad de las aguas allí (3.900 metros) y la enorme diversidad que suele congregarse en los cañones oceánicos, una suerte de valles profundos donde confluye gran cantidad de flora y fauna marina.

Renata Pertossi, Noelia Sánchez y Jessica Risaro trabajan con los ejemplares recuperados por el ROV SuBastian en el laboratorio principal a bordo del buque de investigación R/V Falkor (too). Foto: ROV SuBastian / Schmidt Ocean Institute

Hallazgos sorprendentes

“Antes de esta expedición, si le preguntábamos a la gente cómo se imaginaban el fondo del mar, lo hubiesen descrito como un desierto. Pero en realidad es casi un bosque, y lo maravilloso es que nosotros y millones de personas pudimos verlo”, contó Lauretta.

Durante los 21 días de la expedición, los 11 científicos a bordo y más de 30 que apoyaron desde tierra, recopilaron muestras y analizaron en vivo el material captado por ROV (vehículo operado remotamente) SuBastian en las profundidades del océano.

Una vistosa langosta patagónica registrada a 1.206 m de profundidad durante la campaña. Ahora, los científicos deberán confirmar de qué especie se trata. Foto: ROV SuBastian / Schmidt Ocean Institute
Otra de las enigmáticas especies halladas en el océano profundo durante la campaña: un pepino de mar del género Scotoplanes. Foto: ROV SuBastian / Schmidt Ocean Institute

Este material continuará siendo analizado en busca de descifrar el ADN de las nuevas especies, y determinar si son realmente nuevas y únicas (esto requiere comprobar que no existen ejemplares hallados por otros grupos de investigación, o presentes en museos y centros oceanográficos del mundo).

Esta tarea, además de la determinación de los efectos del cambio climático y la polución por plásticos, comparando los actuales hallazgos con los de la expedición de 2012/2013, puede llevar hasta 10 años, señaló Lauretta.

Ciencia en vivo

En un paradigma en el que la ciencia primero investiga, comprueba y recién tiempo después comunica sus hallazgos; la transmisión por streaming de la expedición marca un hito en el que los hallazgos científicos y su comunicación se hicieron en simultáneo.

Corales y anémonas halladas en la pared norte del cañón submarino de Mar del Plata. Foto: ROV SuBastian / Schmidt Ocean Institute
Un “sifonóforo” registrado a 1.250 metros de profundidad: se trata de un animal carnívoro que produce bioluminiscencia en medio de la oscuridad del océano. Foto: ROV SuBastian / Schmidt Ocean Institute

“Fue algo increíble. Mientras nosotros estábamos enfrascados investigando y observando en el barco, recibíamos mensajes de nuestras familias y amigos contándonos que afuera las imágenes de la expedición estaban en todos lados. Una madrugada mi hijo adolescente me mandó un mensaje diciendo que estábamos en Tik Tok, y que en la pantalla de un boliche estaban pasando nuestras imágenes del mar”, contó a 26 Planeta la bióloga Valeria Teso, encargada del estudio de microplásticos en océanos.

En total, se hallaron unas 400 especies y se estima que entre 40 y 50 (el 10%) nunca habían sido antes descriptas. “Muchas de ellas pueden tener compuestos o sustancias que sirvan para fines médicos o industriales, pero para hallar esto, primero hay que hacer investigación básica”, señaló el biólogo marino Pablo Penchaszadeh, 81 años, quien participó de la travesía como artista plástico, pintando en tiempo real a las maravillosas criaturas que se iban descubriendo.

El científico, que además fue docente y mentor de varios de los expedicionarios, también recordó que “la alegría y el entusiasmo que reinaron en toda la expedición solo se vieron empañadas por la tristeza de que una de las becarias finalizó su tesis, y dado que la actual administración cortó las becas del Conicet, es probable que ya no pueda seguir investigando en el país”.

Con todo, y pese al desfinanciamiento y el ataque al sistema científico por parte de funcionarios y comunicadores del gobierno nacional, los investigadores argentinos siguen dando muestras de profesionalismo, vocación y pasión que contagia a multitudes.