Ejercicio UNITAS y tensiones con Venezuela: el rol del destructor ARA “La Argentina” en tiempos de alineamiento con Estados Unidos

Recibido por la Armada Argentina el 11 de mayo de 1983, el destructor ARA “La Argentina” es un buque de guerra de la Flota de Mar que participó en numerosos operativos nacionales e internacionales. En esta ocasión, formó parte del ejercicio UNITAS, en la costa este de los Estados Unidos.
Por el contexto en que se dio (del 15 de septiembre al 6 de octubre), teniendo en cuenta el despliegue naval estadounidense en el Mar Caribe que pone en alerta al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, el ejercicio estuvo plagado de polémicas que no le escaparon al destructor argentino.

La presión de Washington -reflejada en la llegada el martes al Caribe del mayor portaaviones de Estados Unidos, el USS Gerald R. Ford, y su grupo de ataque, de 4.000 marinos y decenas de aeronaves-, podía hacer pensar que el destructor de la Armada se quedara en su regreso en aguas caribeñas, para sumarse a la acción norteamericana.
Con el gobierno de Javier Milei consolidado como un aliado incondicional de Estados Unidos, especialmente después del respaldo financiero recibido que le permitió atravesar con éxito las elecciones de medio término, la eventual participación del buque de guerra en esa misión habría representado una señal concreta de alineamiento con la estrategia impulsada por Washington.
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Sin embargo, “La Argentina” regresó a puerto Belgrano el 3 de noviembre pasado, con sus 229 tripulantes, al mando del capitán de fragata Juan Cruz Granja,

Tras varios años de severas limitaciones presupuestarias, uno de los principales problemas que enfrenta la Armada Argentina es el escaso nivel de alistamiento de sus buques. La posibilidad de que el destructor participara en una operación real se habría descartado precisamente por esa razón: no es lo mismo formar parte de un ejercicio naval que intervenir en un escenario de conflicto, donde una embarcación debe estar en condiciones de defenderse adecuadamente. Actualmente, el destructor cuenta únicamente con un cañón de 40 milímetros y carece de sistemas esenciales de defensa, como misiles antiaéreos, misiles Exocet buque-buque, torpedos o cargas de profundidad.
El único antecedente similar se remonta a principios de la década del noventa, durante el gobierno de Carlos Menem, cuando Argentina decidió sumarse a la coalición internacional encabezada por Estados Unidos —bajo mandato de la ONU— en la Primera Guerra del Golfo. En aquella oportunidad, el país envió dos fragatas misilísticas para apoyar el bloqueo naval contra Irak. Sin embargo, aquellas naves presentaban un nivel de equipamiento muy superior al actual.
Las características del Destructor ARA “La Argentina”
El buque se destaca por sus imponentes características técnicas y notable capacidad operativa. Con un desplazamiento de 3.600 toneladas a plena carga, esta embarcación combina potencia, velocidad y autonomía, elementos que la convierten en una pieza clave dentro de la flota naval argentina.
Sus dimensiones reflejan su envergadura: mide 125,9 metros de eslora, 14 metros de manga y posee un calado de 5,8 metros. En cuanto a su sistema de propulsión, utiliza un esquema COGOG (Combined Gas or Gas), compuesto por dos turbinas a gas Olympus TM38 que desarrollan una potencia de 60.000 HP, y dos turbinas Tyne RM1C con 9.900 HP adicionales, que impulsan dos hélices.
Gracias a esta potencia, el buque puede alcanzar una velocidad máxima de 30,5 nudos con las turbinas Olympus, o mantener una velocidad de crucero de 20,5 nudos con las Tyne. Además, su autonomía de 4.500 millas náuticas a 18 nudos le permite operar durante largos períodos sin necesidad de reabastecimiento.
Finalmente, el ARA La Argentina cuenta con una tripulación de aproximadamente 200 efectivos, quienes garantizan el funcionamiento y mantenimiento de esta nave que representa la fortaleza y capacidad tecnológica de la Armada Argentina.















