El príncipe Andrés rompió sus lazos con la monarquía británica y renunció a todos sus títulos reales tras años de escándalos

El príncipe Andrés de Inglaterra, hasta ahora duque de York y hermano menor del rey Carlos III, confirmó su renuncia a todos sus títulos reales tras años de controversias y denuncias que complicaron a la Casa de Windsor.
La decisión, difundida en un comunicado oficial y viralizada por la BBC, representa el golpe más fuerte a su posición dentro de la familia real desde que se vio implicado en los escándalos vinculados al magnate estadounidense Jeffrey Epstein y en presuntas irregularidades financieras.

“Tras conversaciones con el Rey y mi familia inmediata y más amplia, hemos llegado a la conclusión de que las continuas acusaciones contra mí distraen del trabajo de Su Majestad y de la Familia Real. He decidido, como siempre, anteponer mi deber hacia mi familia y mi país. Mantengo mi decisión de hace cinco años de retirarme de la vida pública”, expresó Andrés, que seguirá siendo príncipe, en el comunicado oficial.
El texto continúa: “Con el consentimiento de Su Majestad, considero que debo dar un paso más. Por lo tanto, ya no usaré mi título ni los honores que me han sido conferidos. Como ya he dicho, niego rotundamente las acusaciones contra mí”.
También podría interesarte
La renuncia voluntaria supone un respiro para el rey Carlos III, que según informó The Times, estaba evaluando despojar a su hermano del título de duque de York tras las recientes revelaciones sobre su vínculo con Epstein y con un funcionario del Partido Comunista Chino involucrado en un escándalo de espionaje. La medida, que habría requerido la aprobación parlamentaria, finalmente no será necesaria debido a la decisión del propio Andrés.

Los escándalos que influyeron en la renuncia del príncipe Andrés
Desde su retiro de la vida pública en 2019, tras la polémica entrevista concedida a la BBC en la que intentó justificar su relación con Epstein, el príncipe, de 65 años, fue quedando progresivamente marginado de la monarquía. En enero de 2022, la reina Isabel II le retiró sus títulos y patrocinios militares después de que un juez estadounidense se negara a desestimar la demanda por agresión sexual presentada por Virginia Giuffre, quien precisó que el episodio ocurrió siendo ella menor de edad.
A pesar de que Andrés llegó a un acuerdo económico extrajudicial con Giuffre, el daño a su imagen fue irreversible. Desde entonces, vivió prácticamente apartado de cualquier responsabilidad, función política y actos oficiales, recluido en su residencia de Royal Lodge, en Windsor. Solo se lo vio en contadas apariciones familiares, como las tradicionales misas navideñas o el funeral de su madre en 2022.

Su salida definitiva de la estructura institucional de la Corona británica busca también proteger la imagen de una monarquía que atraviesa un momento delicado. A los desafíos propios de la nueva etapa de reinado de Carlos III se suman las tensiones internas derivadas del distanciamiento del príncipe Harry y Meghan Markle, así como el estado de salud de la reina consorte Camilla. En este contexto, el caso de Andrés se había convertido en un foco constante de incomodidad y descrédito.
Históricamente, el título de duque de York ha sido uno de los más emblemáticos dentro de la familia real, asociado a figuras de alto rango. La decisión de Andrés de renunciar a ese título marca un precedente inusual en la historia moderna de la monarquía británica, que pocas veces enfrentó una crisis interna de esta magnitud.
Aunque el príncipe insiste en su inocencia, su renuncia representa un cierre simbólico de su vida pública y un intento de preservar la estabilidad institucional de la Corona.