De motor económico mundial a la pobreza extrema: así es la ciudad de América Latina que fue la más poblada del mundo

Una metrópolis rica en plata dejó un legado legendario que no pudo mantener hasta la actualidad.
La ciudad latinoamericana que llegó a ser la más poblada del mundo.
La ciudad latinoamericana que llegó a ser la más poblada del mundo. Foto: Unsplash.

Hubo un tiempo en que una ciudad en el corazón de Sudamérica eclipsó a todas las demás. Potosí, enclavada a más de 4.000 metros de altura en lo que hoy es Bolivia, llegó a ser la más poblada del mundo en el siglo XVII, superando incluso a metrópolis europeas como Londres o París.

Su riqueza descomunal provenía del Cerro Rico, una montaña que parecía inagotable y de la que se extrajeron toneladas de plata que sostuvieron durante siglos la economía del Imperio español y alimentaron el comercio global.

Cerro Rico, Potosí. Foto: Wikipedia.

Sin embargo, el brillo de la plata no fue eterno. Con el paso del tiempo, el yacimiento comenzó a agotarse, y junto con él se apagó también el esplendor de la ciudad. Hoy, Potosí conserva las huellas de su pasado glorioso en sus iglesias coloniales y calles empedradas, pero enfrenta profundas desigualdades y altos niveles de pobreza.

De ser el motor económico del mundo, pasó a ser un símbolo de cómo la riqueza mal distribuida puede dejar cicatrices difíciles de borrar.

Potosí fue la ciudad más poblada del mundo

Pese a estar ubicada en una de las zonas más inhóspitas y altas del planeta, esta ciudad de América Latina fue una de las más pobladas durante los siglos XVI y XVII: se estima que llegó a tener más de 160.000 habitantes, una cifra extraordinaria para su época.

La plata extraída de Potosí financió gran parte del Imperio español y tuvo un impacto económico global, ya que sus monedas circularon por Europa, Asia y América. Fue un símbolo de riqueza y poder, pero también de explotación y sufrimiento, ya que miles de indígenas y esclavos trabajaron en condiciones extremas dentro de sus minas.

Potosí, Bolivia. Foto: Unsplash.

La ciudad no solo fue símbolo de riqueza; también lo fue del contraste brutal entre el esplendor y la explotación. Las divisiones sociales se marcaban con un río artificial, que separaba el mundo de los colonos españoles del de los trabajadores indígenas.

Pese a que pasaron cientos de años y que la ciudad no es la misma, al caminar por sus calles coloniales, todavía se conservan varios lugares típicos de la época:

  • La Casa de la Moneda, donde se fundía y sellaba la plata con destino a Sevilla.
  • La Iglesia de San Lorenzo, joya del barroco andino con influencia indígena.
  • Las casas patricias que reflejaban el lujo de una élite poderosa.
  • Los barrios de mitayos, donde vivían los miles de indígenas sometidos al trabajo forzado.