La quinta escondida de Rosas en La Matanza que podés visitar: lugar de encuentros históricos y de una de las leyendas más divulgadas
Ideal para visitar durante el fin de semana largo si estás cerca de Cañuelas o Uribelarrea, este sitio de más de 200 años reúne características únicas para quienes buscan aprender más de este prócer y la historia argentina.

En el corazón de Virrey del Pino, al sur del partido de La Matanza, se encuentra un sitio olvidado por la historia argentina que de todos modos se transformó en uno de los espacios más emblemáticos y ocultos de Zona Oeste.
El Museo Histórico Municipal “Brig. Gral. Don Juan Manuel de Rosas” se ubica sobre la calle Máximo Herrera al 5.767, entre Cirilo Correa y Colastiné y a la altura del kilómetro 40,200 de la Ruta Nacional 3 y se puede visitar de lunes a viernes desde las 9 de la mañana y hasta las 16 horas con entrada gratuita. Este lugar, casi escondido, guarda secretos del Restaurador y fue testigo de hechos de gran importancia durante su gobernación e incluso de una leyenda que se sigue reproduciendo.
Ofició como la antigua casa del exgobernador de la provincia de Buenos Aires, conocido como “Restaurador de las leyes”, a lo largo de aproximadamente 30 años, aunque su construcción data del siglo XVIII.

La historia de la Estancia del Pino
El primer documento en el que se individualiza al lugar es una nota del rey Felipe III de España de 1609 que concede esas tierras a Ignacio de Loyola. Para 1805 la compra Mercedes Saraza, esposa de José María del Pino, hijo del virrey, pasando a ser conocida como “Estancia del Pino” y para 1822 y 1830 pasó a manos de la sociedad de Rosas, Terrero y Dorrego, quedando con el tiempo solo Juan Manuel de Rosas como único propietario. Introduce el refinamiento vacuno y planta un inmenso monte de acacias, paraísos, nogales, olivos y frutales y traza una pintoresca avenida de ombúes.
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El casco constaba de tres cuerpos con cubiertas de teja (habitaciones, capilla y pulpería), muros de ladrillo, aberturas escarzanas y rejas borbónicas. En 1828 fue ampliado por Rosas al entrelazar las casas existentes mediante una nueva construcción de azotea, cuya galería se abría hacia un patio en “U” y a una nueva capilla.
La estancia se convirtió en el escenario donde en 1836 se firmó el Tratado de Paz con Cafulcurá. El edificio principal fue ampliado tanto por Rosas como José María Ezcurra, su posterior dueño y cuyas posesiones llegaron a cubrir casi por completo la actual superficie de la ciudad.
Otros hechos históricos transcurridos La Estancia del Pino
A su vez, en ese lugar se produjo la entrevista con el general Juan Galo Lavalle después de la batalla de Puente de Márquez, que llevó al surgimiento del Pacto de Cañuelas. El general Juan Facundo Quiroga también pasó por allí cuando estaba en la provincia.
El propio Rosas firmó allí su primera renuncia a la Gobernación provincial en 1832, año en el que fue reelegido por la Legislatura solo para rechazar el cargo y volver a asumirlo el 18 de diciembre, cuando Juan Ramón Balcarce se lo entregó.

La leyenda del dulce de leche
La versión más extendida, y la más romántica, es que este manjar nació en plena disputa entre unitarios y federales. Más precisamente en una de las quintas deJuan Manuel de Rosas.
Cuenta la leyenda que el 24 de junio de 1829 en Cañuelas, durante el horario de la siesta, Juan Galo de Lavalle se acercó hasta la estancia para entrevistarse con Rosas y al ver que este no estaba, se acostó a dormir la siesta. Entonces, una cocinera morena que preparaba la lechada (leche de vaca con azúcar para agregar al mate) fue hasta la habitación de su amo y se encontró con el enemigo durmiendo. Entre la confusión dejó de prestarle atención al contenido de la olla y al verlo se encontró con que estaba empastadodando origen al dulce de leche.

Podría decirse que esta fue la versión más extendida en la zona, pero el historiador Daniel Balmaceda menciona orígenes más atrás en el tiempo.
Por ejemplo, cuando José de San Martín cruzó a Chile en 1817, le ofrecieron dulce de leche al que calificó como “manjar”. Se cree que en tiempos del Virreinato, el producto era usado en la zona de Cuyo y Tucumán, siendo registrado por los jesuitas.
Incluso hay una anécdota, en plena invasión inglesa, sobre el fanatismo del militar William Beresford por los dulces entre los que se encontraba este clásico.

¿Qué paso con la estancia tras el exilio de Rosas?
Luego de la derrota en Caseros es vendida a su cuñado José María Ezcurra y Arguibel. En 1872 los Ezcurra agregan el cuerpo de altos con habitaciones y un mirador prolongando el ala más antigua, a la que se le sustituyen sus tejados por azoteas, las viejas columnas de madera con zapatas por otras industriales de fundición de hierro, y las ventanas escarzanas por dinteles rectos con persianas de madera.

La construcción fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1942 y en la actualidad funciona en el predio el Museo y Archivo Histórico Municipal de La Matanza. Hoy se pueden visitar exposiciones sobre la vida en el campo bonaerense en el siglo XIX, Juan Manuel de Rosas y su época, la historia de La Matanza y paleontología de la región.

















