La momia del Niño del Aconcagua volvió a Mendoza: cómo fue descubierta y la leyenda de su maldición

La momia, o más conocido como el Niño del Aconcagua, volvió a Mendoza después de más de cuatro décadas bajo custodia del CONICET. Se trata de restos de un niño inca de 8 años que fueron trasladados al Museo Cornelio Moyano, allí permanecerán resguardados en una sala especialmente acondicionada para su conservación.
Su hallazgo se produjo en 1985, en una de las paredes del Cerro Aconcagua (a 5.400 msnm). Las investigaciones confirmaron que estaba en el lugar desde el año 1500 y la reconstrucción más contundente concluyó que se trataba de un ritual de los pueblos originarios para ofrecer este sacrificio a sus dioses.
Ahora comenzó el proceso para regresarlo a su sitio original en la Cordillera de los Andes y hay más de uno aliviado, ya que lo consideran como el fin de la “maldición” que se inició el día en que interrumpieron el descanso en el cerro sagrado. El museo provincial construyó un espacio exclusivo para la momia, con control térmico y microambiental, destinado a evitar cualquier deterioro físico, químico o biológico.
“Se acondicionó un nuevo espacio y un reservorio con control térmico que garantiza la seguridad y las condiciones microambientales necesarias”, explicaron desde el Ministerio de Cultura, Infancias y DGE.
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La historia de la Momia Inca del Aconcagua y su maldición
El 8 de enero de 1985, Alberto y Franco Pizzolón, Juan Carlos y Fernando Pierobón y Gabriel Cabrera, andinistas mendocinos, realizaban una expedición cuando vieron una extraña pirca (columna de piedras apiladas) y la presencia de plumas en el lugar.
La expedición de rescate de la “Momia del Aconcagua” comenzó el 23 de enero del mismo año. Creer o reventar, cuando ya habían retirado el cuerpo de su sitio, se registró un fuerte terremoto en Mendoza.
El 26 de enero de 1985, el último sismo de magnitud registrado en tierras mendocinas, dejó como saldo a seis personas muertas, 238 heridas y 12.000 viviendas destruidas. En Aconcagua, una piedra gigante cayó en el sitio exacto en el que, inicialmente, la expedición iba a acampar durante una de las noches.
Además del terremoto, las escasas nevadas en la Cordillera mendocinas fueron vinculadas con la profanación, causando sequías en el territorio.

La momia permanece en una sala cerrada al público
La sala de guarda, denominada por las comunidades indígenas Gualtach Caye, permanecerá cerrada al público, respetando las tradiciones y la sensibilidad cultural.

En los próximos meses, los restos serán trasladados nuevamente a la montaña, el lugar donde fueron hallados y donde siglos atrás fueron depositados como ofrenda.
Su vuelta marca un hito en la preservación del patrimonio cultural y en el respeto hacia las tradiciones de los pueblos originarios.


















