Lejos de los pastelitos: los platos típicos que se comieron el 9 de julio de 1816 para festejar la independencia

De un rico plato bien caliente para darle pelea al frío del siglo XIX a ensaladas con azúcar. Así era el menú de los criollos que festejaron ser libres.
¿Qué se comían en 1816?
¿Qué se comían en 1816? Foto: thecookandthewine

“Somos lo que comemos”, casi de memoria solemos escuchar esa frase de médicos o especialistas que recomiendan platos saludables. Pero también podría aplicarse para definir la idiosincrasia de los pueblos y el argentino, no es la excepción. Te contamos algunos de los infaltables en 1816 cuando la patria gritaba libertad.

Qué comemos, por qué y su elaboración no es casualidad. Los platos también marcan una época histórica y su origen puede decir mucho de aquellos que lo consumían o consumen. Sea por regiones o por costumbre, las comidas son parte esencial de la definición de la cultura.

Declaración de la Independencia Foto: archivo

Primeras costumbres

José A. Wilde brinda un importante relato en “Buenos Aires desde 70 años atrás”, el cual se escribió en 1880 y es uno de los primeros libros que explican cómo vivían aquellos primeros porteños.

Sobre las primeras mañanas se puede saber que “se tomaba mate” y a los niños se les servía “un reconfortante vaso de leche recién ordeñada o mate con cocido de leche”. A eso, agregarle el pan y manteca, aunque acá viene lo raro para nosotros porque el almuerzo, hasta mediados del siglo XIX, se servía entre las 8 y 9 de la mañana.

Esclavos en la cocina
Esclavos en la cocina

“La mesa se cubría con un mantel blanco de algodón sobre el que reposaban los botellones de vino en los hogares de las familias más pudientes y agua en una jarra para los de menos recursos, utilizándose un solo vaso”. Lo curioso es que las copas recién llegarían en 1806 con los ingleses, quienes además traerían la costumbre de cambiar de plato para cada comida.

¿Qué se comía?

Los platos no eran muy variados, lo más común era el puchero, la carbonada o el asado y el caldo, que a nuestra sorpresa no se tomaba al principio de la comida, sino a lo último, traído desde la cocina y servido en tazas de caldo para quien quisiese tomarlo.

En caso de fiestas, o cuando había invitados, la sopa podía ser de fideos, de arroz, de pan o de fariña. Como plato principal era común una fuente con el puchero, que iba desde el caldo limpio con algunos trozos de carne y verduras, hasta la “olla podrida” con carne de vaca y legumbres, verduras y chacinados.

Puchero en El Globo. Foto: El Globo

La carne de ave también estaba presente, aunque muy pocas veces de ternera. Los guisos de carne con garbanzos o porotos; carbonada con zapallo, papas y choclos; picadillo con pasas de uva; albóndigas, zapallitos rellenos y estofados; niños envueltos, tortillas de agua, harina y sal; guisos de porotos, lentejas, chícharos; locro de trigo o de maíz; humita en cazuela o en chala y empanadas.

Las carnes eran acompañadas con variados tipos de ensaladas como podía ser de chauchas con zapallitos, lechuga, verdolaga, papas, coliflor y remolacha. Algunas eran condimentadas con azúcar.

¿Para el postre?

Lo más predominante eran los dulces de tomate batata y zapallo. A eso hay que sumarle yema quemada, mazamorra, cuajada, natillas, bocadillos de papa o batata, arroz con leche con cáscaras de naranja o canela, pasteles y frutas. Los postres no se hacían en las casas, quedaban a cargo de los negros o negras pasteleras que iban a los domicilios con su canasta llena de pasteles.

Mazamorra Foto: Freepik

¿Qué se tomaba? Por lo general solo agua durante las comidas. Fueron las clases altas las que adoptaron la costumbre de tomar vino, bebiendo en una botella negra y en un vaso. La merienda también existía: mate cocido, mate cocido con leche, pan y manteca y luego una segunda ingesta importante del día.

¿En los pequeños centros urbanos y el interior era así?

De manera cotidiana estaba la “olla podrida”, cuyo nombre proviene de tener que hacer hervir la carne para quitarle el mal olor y el puchero. En las zonas más rurales y hacia el norte, se consumía el locro, la carbonada y empanadas que tan famosas se han hecho en Tucumán o Salta.

Locro en El Sanjuanino Foto: El Sanjuanino

En la zona del norte andina comían quinoa, maíz, papa, guisados con cabras, llama o guanaco. Quesillos, aceitunas y frutas, brevas, pelones, duraznos orejones, peras, sandías, amaranto, habas, cebada, y cordero que llegaron de los viajes y comercio de los españoles.

En lo que compete a la Mesopotamia y litoral se comía pescados, frutas subtropicales, mandioca, cítricos, maíz y carnes autóctonas y no podía faltar la yerba mate.

Empanadas salteñas. Foto: Instagram @eljefaso.em
Empanadas salteñas. Foto: Instagram @eljefaso.em

Los platos típicos de la época que aún hoy se degustan

  • Carbonada: guiso popular en el Noroeste argentino. Llevaba carne vacuna, papas, batatas, zapallo, maíz y, a veces, arroz. Se hacía al calor de las brasas, cuando la leña quedaba reducida al carbón y su textura espesa era clave para diferenciarlo del puchero español.
  • Empanadas: para 1816 las vendían mujeres que recorrían las calles con canastas cubiertas por paños, podían ser fritas en grasa o cocidas en hornos de barro. Se hacían con masa casera y relleno de carne cortada a cuchillo mezclada con cebolla, ají molido y grasa.
  • Locro: de origen prehispánico, contaba con maíz blanco o amarillo seco y pisado, porotos, papa, zapallo criollo y ocasionalmente charqui. Se mezclaban para convertirse en un plato ideal para los días fríos del invierno.