Récord de sentencias: con solo tres jueces en función, la Corte Suprema cerró el año con cifras inéditas de producción judicial
Por primera vez desde su creación, el máximo tribunal del país atravesó un año completo con solo tres de sus cinco integrantes, sin lograr cubrir las dos vacantes que permanecen abiertas desde hace meses. No obstante, cerró el año con 15.700 sentencias y 28.900 causas.

Este martes se celebró el último Acuerdo de Ministros de 2025, y el dato que dejó el encuentro es elocuente: la Corte Suprema se pronunció sobre 15.700 sentencias y resolvió 28.900 causas, un récord absoluto en la historia judicial.
Por primera vez desde su creación, el máximo tribunal del país atravesó un año completo con solo tres de sus cinco integrantes, sin lograr cubrir las dos vacantes que permanecen abiertas desde hace meses.

La falta de acuerdos en el Senado y las tensiones propias del escenario institucional dejaron al tribunal funcionando con una integración mínima, lo que no sólo impactó en el plano simbólico, sino también en el equilibrio interno y en la dinámica de toma de decisiones.
No obstante y lejos de paralizar su actividad, la Corte avanzó con una lógica de funcionamiento ajustada, reforzando criterios de admisibilidad, priorización de casos y reorganización interna para sostener el ritmo de trabajo.
Las cifras también permiten otra lectura. Por un lado, reflejan la excesiva judicialización de los conflictos y la enorme cantidad de causas que llegan a la última instancia. Pero, al mismo tiempo, desmienten cierta narrativa instalada sobre el distanciamiento entre la sociedad y el Poder Judicial.
Detrás del récord de sentencias también hay un proceso menos visible, pero decisivo: la modernización de los procesos internos del tribunal. Digitalización, reorganización administrativa y nuevos criterios de gestión permitieron sostener -e incluso ampliar- la capacidad de respuesta, aun en un contexto de integración incompleta.
El balance del año refleja de esta manera una productividad inédita. Con limitaciones y todo, el Poder Judicial sigue siendo un engranaje al que la sociedad recurre -y del que espera respuestas- incluso cuando su funcionamiento pasa casi desapercibido.

















