Chau frío polar: el truco alemán para calentar las casas y ahorrar en calefacción

En la época del invierno, donde es necesario mantener la casa calefaccionada, los alemanes crearon una ingeniosa manera de hacerlo, que pronto se extendió al resto del mundo.
La particularidad de este tipo de calefacción es que no es necesario recurrir a costosos sistemas de calor en invierno, sino que basta con un truco económico y eficiente.
El truco alemán para mantener las casas calientes y ventiladas
Uno de los métodos más difundidos es Stoßlüften, “ventilación por choque”. Se basa en abrir por completo las ventanas durante 5 a 10 minutos, varias veces al día, para renovar el aire muy rápido sin perder el calor acumulado en muebles y superficies.
El control individual de los radiadores es otra práctica habitual. En las casas, cada habitación tiene su propio regulador de temperatura, lo que permite calefaccionar solo los ambientes en uso. Por otro lado, muchos hogares cuentan con termostatos programables, que bajan la calefacción por la noche o cuando no hay nadie en casa.
También podría interesarte
Previo al frío más fuerte, es común purgar los radiadores para asegurarse de que funcionen a pleno rendimiento. Este mantenimiento básico mejora la eficiencia del sistema y evita pérdidas de calor.

Tres tips para calefaccionar la casa en invierno
Si el método finlandés no es suficiente, hay otras opciones que son suficientes para mantener los ambientes cálidos:
- Aprovechá la luz solar
Durante el día, abrí cortinas y persianas para dejar entrar la luz del sol, especialmente en ventanas orientadas al norte. Aunque no parezca, la radiación solar puede aumentar varios grados la temperatura interior. Por la noche, cerralas bien para conservar ese calor.
- Sellá puertas y ventanas
El 30% del calor de una casa puede perderse por rendijas. Usá burletes autoadhesivos, cortinas gruesas y selladores de silicona. Una opción económica: colocar toallas o “chorizos de puerta” para bloquear corrientes de aire.
- Ventilá con inteligencia
Ventilar es fundamental para renovar el aire y evitar la humedad, pero hacelo en los momentos más cálidos del día y no más de 10 minutos. Así no se enfrían las paredes ni se pierde el calor acumulado.