¿El último eclipse del año dejó todo hecho un caos? No te asustes, es parte del proceso

Estas últimas semanas fueron intensas. El último eclipse del año dejó a muchos con la sensación de que todo se removió: cansancio, emociones a flor de piel, caos inesperado.
Quizás lo sentiste como si hubieras corrido los muebles de tu casa para limpiar los rincones, y de pronto apareciera la “mugre” escondida de años. Una purga incómoda, pero necesaria.
Lo mismo ocurre a nivel emocional y colectivo. Los eclipses suelen traer a la superficie no solo lo personal, sino también memorias familiares y traumas generacionales. Viejas historias que cargamos sin darnos cuenta, que hoy salen a la luz para poder ser vistas y liberadas.

El caos como señal de orden
No te asustes si todavía sentís desorden. Ese caos es la señal de que algo nuevo está queriendo entrar. El trabajo profundo de purga ya se hizo: ahora toca ordenar y dar espacio a la luz.
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Lo más importante en este momento es no dejarse arrastrar por la ola de emociones. Cuando más revuelto está el aire, más necesario es elegir conscientemente cómo empezar el día, con un ritual energético o una práctica de presencia que marque el rumbo.
Cuatro anclas simples para después del eclipse
Silencio
Buscá un momento para vos. No intentes anular lo que sentís. Si aparece tristeza, bronca o ansiedad, recibilas y escribilas en un papel con la intención de sacarlas de tu sistema.
Purificación
Encendé una vela, un incienso o hacé un sahumo. Visualizá que el humo abraza las energías que ya no te pertenecen. Abrí las ventanas y dejá que todo se libere.

Orden
Sacá de tu placard lo que no usás, regalá lo que acumula polvo: ropa, tuppers, libros. Ese acto de desapego también ordena la mente y el cuerpo.
Ritual energético: la clave de todo
No arranques el día sin una práctica que te sostenga: respiración, journaling, meditación o caminar. Aunque sean 20 minutos, preparalo la noche anterior.
El tiempo está: muchas veces basta con revisar cuánto destinamos a las redes y redirigir una parte hacia nosotras.
Un nuevo comienzo post-eclipse
Los eclipses no solo mueven nuestra vida personal: también nos recuerdan que estamos atravesando una etapa de grandes cambios colectivos. Lo que soltamos a nivel individual también libera al mundo.
El último eclipse del año no es un final. Es un inicio distinto. Nos muestra que soltar lo viejo puede ser incómodo, incluso doloroso, pero abre el espacio para un orden nuevo y más luminoso.
Lo que parecía caos era, en realidad, el movimiento necesario para abrir espacio. La pregunta es: ¿qué vas a elegir sembrar en ese nuevo terreno?