Alerta ambiental: la mitad de las playas del mundo podrían desaparecer, incluyendo las costas argentinas

El fenómeno, conocido como “coastal squeeze” o compresión costera, amenaza no solo la biodiversidad marina, sino también las economías locales que dependen del turismo y la pesca.

Las playas argentinas podrían desaparecer.
Las playas argentinas podrían desaparecer. Foto: NA

La desaparición de playas avanza aceleradamente en todo el planeta, y Argentina no se queda detrás. Es que, según expertos, casi la mitad de las costas arenosas podrían desaparecer antes de fin de siglo.

Según advirtieron científicos en el simposio FAPESP Day Uruguay, esto se debe al aumento del nivel del mar y la presión de la urbanización costera.

El fenómeno, conocido como “coastal squeeze” o compresión costera, amenaza no solo la biodiversidad marina, sino también las economías locales que dependen del turismo y la pesca. De esta forma, las ciudades costeras quedan cada vez más expuestas al avance del mar.

Las costas argentinas también estarían afectadas. Foto: Instagram @mar_del_plata.com.ar

Uruguay, Brasil y Argentina comparten la amenaza de la desaparición de playas

El científico marino uruguayo Omar Defeo, profesor en la Universidad de la República (UdelaR), presentó la alerta durante las sesiones de apertura del simposio realizado en Montevideo.

“Casi la mitad de las playas desaparecerán para finales de siglo. Nosotros en Uruguay, Brasil y Argentina compartimos estos recursos”, señaló y afirmó: “Por lo tanto, debemos trabajar en asociación con científicos brasileños para gestionar y conservar los ecosistemas costeros”.

Actualmente, la erosión costera ya muestra señales preocupantes, con altas tasas de erosión intensa, extrema o severa. Así lo muestra un estudio publicado en Frontiers in Marine Science, realizado por Defeo junto a científicos brasileños, el cual reveló que una quinta parte de las 315 playas analizadas globalmente está en riesgo.

El sistema de tres zonas que protege las costas

Según explicó el experto, actualmente el ecosistema costero funciona como un sistema interconectado de tres regiones esenciales:

  • La duna (post-playa): zona por encima de la línea de marea alta donde la arena forma montículos
  • La playa (cara de playa): franja expuesta en marea baja y cubierta en marea alta
  • La zona sumergida (foreshore): se extiende desde el límite de marea baja hasta donde rompen las olas

“Estas zonas forman un ecosistema costero interconectado que es esencial para el equilibrio ambiental”, advirtió el científico, a la vez que detalló que, aquí, “el viento transporta arena desde el área seca hacia la zona de surf. Y cuando las olas avanzan, traen el sedimento de vuelta a la playa”.

Este movimiento bidireccional genera un intercambio constante donde una zona alimenta a la otra. Cuando llega una tormenta, la duna actúa como amortiguador natural. “Cuando la urbanización elimina la duna, el resultado puede ser la destrucción de casas costeras” y la desaparición de playas, advirtió.

Las playas de Punta del Este, Uruguay. Foto: Unsplash.
Las playas de Punta del Este, Uruguay. Foto: Unsplash

El impacto de la actividad humana en la biodiversidad

Un estudio realizado en colaboración con investigadores brasileños apoyados por FAPESP demostró que, cuando una de estas tres zonas costeras se ve comprometida por la urbanización, los efectos dañan todo el ecosistema.

La investigación, liderada por el brasileño Guilerme Corte, analizó la biodiversidad en 90 ubicaciones a lo largo de 30 playas en la costa norte de São Paulo.

Los resultados, publicados en Marine Pollution Bulletin, muestran que el número de bañistas es la variable de urbanización más impactante. Esta se correlaciona negativamente con la riqueza de especies y la biomasa, especialmente en áreas sumergidas.

Además, la presencia de edificios sobre la arena y las actividades de limpieza mecánica también reducen la biomasa y la riqueza de especies.

Paradójicamente, la abundancia de ejemplares fue mayor en ubicaciones cercanas a centros urbanos debido al aumento de especies oportunistas como poliquetos. “El estudio mostró que los impactos humanos no se restringen al lugar donde ocurren”, explicó Defeo.

Y sumó: “Los factores de estrés como la construcción y el alto número de visitantes en la parte superior de la playa afectan negativamente la biodiversidad en las áreas inferiores y sumergidas”.

El grupo analizó diversos factores detrás del fenómeno, incluyendo el aumento del nivel del mar, los patrones de viento y las olas. “Observamos que las actividades humanas juegan un papel significativo, particularmente en las playas reflectivas y las playas intermedias”, señaló el investigador.

La desaparición progresiva de playas no solo representa una pérdida ambiental sino también económica y social para millones de personas que dependen de las costas.