A pesar de ser el símbolo nacional de Chile: el animal que necesita sí o sí de Argentina para no extinguirse

El huemul es mucho más que un simple animal en Chile, es un símbolo nacional que está plasmado en su escudo. Sin embargo, este exótico animal se encuentra en peligro de extinción y su situación preocupa tanto en el país chileno como en Argentina, en los dos únicos lugares que todavía sobrevive.
La población de los huemules es de menos de 2 mil ejemplares, por lo que si siguen enfrentando las amenazas podrían desaparecer por completo. En ese sentido, tanto Chile como Argentina están tomando las medidas correspondientes.

Huemul en peligro de extinción
En Chile, el huemul habita en los bosques andinos de la Patagonia, desde Aysén hasta Magallanes. Su peligro de extinción empezó unas décadas atrás debido a la pérdida de su hábitat por la deforestación y la ganadería. Sin embargo, en la actualidad otros factores lo afectan, como el cambio climático, que altera su ecosistema, y la presencia de perros asilvestrados que los cazan.
Si bien es un animal protegido por la ley y habita en Parques Nacionales como Torres del Paine, la cantidad de ejemplares sigue bajando. Para los chilenos, perder al huemul sería sinónimo de perder una parte de su identidad.
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El huemul en Argentina
En nuestro país, la historia del huemul no es muy diferente de la de Chile. Este animal está instalado en la Patagonia, en zonas como el Parque Nacional Los Glaciares y la provincia de Santa Cruz. En el territorio argentino el humano también ha reducido su territorio, algo que lo obliga diariamente a refugiarse en zonas cada vez más remotas.

Sin embargo, en Argentina se vieron algunos cambios, como por ejemplo programas de conservación, liderados por la Administración de Parques Nacionales, que lograron monitorear a pequeñas poblaciones y poder reubicar huemules en hábitats más seguros. Aunque el avance es lento y los problemas siguen en pie.
La comunicación entre Chile y Argentina es muy importante para estar atentos al destino del huemul, ya que este animal no reconoce fronteras. Su hábitat natural cruza los Andes y que siga viviendo depende de la cooperación de los dos países.