Zorzales, jilgueros y calandrias: ¿cuáles son las plantas nativas que atraen y sirven de refugio para las aves en invierno?

Los jardines en invierno pueden parecer inactivos, pero muchas plantas nativas siguen estando activas. Estas especies, que están adaptadas al frío, mantienen la vida en el lugar y son las que le ofrecen alimento a las aves locales. De esta forma, se logra que la biodiversidad no desaparezca y que siga presente gracias a estas plantas resistentes.
Zorzales, jilgueros y calandrias encuentran en estas plantas nativas semillas, frutos y refugio. Aunque la temperatura descienda, algunos arbustos y árboles siguen brindando los recursos necesarios para su supervivencia.
Las especies autóctonas tienen una ventaja clave: evolucionaron junto a la fauna del lugar. Esto significa que no solo soportan el clima invernal, sino que producen el tipo de alimento que las aves necesitan durante esta estación crítica.

Plantar vegetación nativa no solo embellece el entorno, sino que refuerza el equilibrio ecológico. Es una acción simple y efectiva para quienes desean atraer aves a sus jardines, sin depender de comederos artificiales.
También podría interesarte
Las aliadas verdes de los pájaros en invierno
Entre las especies más recomendadas está la rosa mosqueta, que produce escaramujos comestibles, muy valorados por las calandrias. El calafate, con sus frutos oscuros, sigue alimentando aves frugívoras incluso con nieve.
El árbol maitén, típico de Patagonia y Cuyo, mantiene hojas y pequeñas semillas que resisten las heladas. A su vez, el espino negro, con sus bayas duraderas, es refugio y fuente de alimento para aves pequeñas.
Otras especies, como la ligustrina y la chaura patagonia, conservan sus frutos en pleno invierno. El molle, del noroeste y Cuyo, aunque no produce frutos en esta estación, sostiene comunidades de insectos que sirven de comida a aves insectívoras.

Además, agrupar plantas que florecen y fructifican en distintas épocas garantiza una fuente continua de alimento y cobijo. Esto resulta clave para que las aves no abandonen sus territorios durante los meses fríos.
El árbol de maitén es otro de los aliados de los pájaros contra el frío. Foto: Municipalidad de Santiago.
Consejos ecológicos para jardines de invierno
Para que estas plantas prosperen, es recomendable evitar podas agresivas en otoño, conservar ramas secas que aún retienen frutos y elegir rincones protegidos del viento. Así, se potencia su resistencia y capacidad de albergar fauna.
Prescindir de pesticidas o herbicidas también es esencial. Estos químicos reducen la presencia de insectos y semillas, elementos fundamentales en la dieta invernal de muchas aves silvestres.
Además, un jardín nativo y saludable actúa como un pequeño ecosistema, favoreciendo a mariposas, abejas y otras especies que enriquecen la biodiversidad urbana. Cada planta local sembrada es un acto de restauración.

Plantas y aves: una alianza clave para la biodiversidad
Las aves y las plantas mantienen una relación simbiótica que sostiene la vida en los ecosistemas. Mientras las aves se alimentan de frutos y semillas, dispersan las semillas que aseguran la regeneración vegetal.
Este vínculo es vital en tiempos de cambio climático y fragmentación del hábitat. Las aves polinizadoras o dispersoras cumplen un rol silencioso pero decisivo en la salud de bosques, selvas y humedales.
Al incluir especies nativas en jardines o espacios públicos, no solo se ayuda a las aves durante el invierno: se protege una red ecológica que sostiene la vida. En cada brote y en cada trino, la naturaleza responde al gesto.