Argentina, mucho más que espectador: la mano invisible que resolvió una guerra en Sudamérica y le valió un Premio Nobel

La Guerra del Chaco fue un conflicto bélico entre Bolivia y Paraguay, tuvo lugar entre el 9 de septiembre de 1932 y el 12 de junio de 1935, en la zona del Chaco Boreal. Considerada la contienda militar de mayor envergadura en América del Sur durante el siglo XX. El rol de Argentina terminaría siendo clave.
En la resolución final del litigio, la zona en disputa fue dividida en tres cuartas partes bajo soberanía paraguaya, mientras que Bolivia obtuvo una cuarta parte del territorio. Carlos Saavedra Lamas, entonces ministro de Relaciones Exteriores, presidió la Conferencia de Paz del Chaco, en la que se alcanzó un acuerdo de armisticio, valiéndole el Premio Nobel de la Paz en 1936. Lo cierto es que la historia del rol argentino, pocas veces se ha contado.

Argentina en la Guerra del Chaco
Mientras se creía que el país era neutral, en los laberintos de la diplomacia y el interés estratégico se gestaba una historia diferente.
La Guerra del Chaco no fue solo una lucha entre Paraguay y Bolivia, fue también una guerra silenciosa entre potencias diplomáticas y Argentina jugó su propio juego. Desde 1928, Buenos Aires trabajó en las sombras para debilitar la mediación estadounidense al señalar a la comisión de neutrales de Washington como una intromisión.
También podría interesarte

El entonces presidente Hipólito Yrigoyen hablaba de interferencia externa y en silencio, la Nación impulsó su propia comisión con países vecinos: Brasil, Uruguay, Chile y Perú. El objetivo era neutralizar a Estados Unidos y reposicionarse como árbitro principal.
En Ginebra, el canciller Carlos Saavedra Lamas llevó el conflicto al escenario internacional, pero con una agenda clara: que la acción favorezca a Paraguay. Se comprometió a usar todo el peso argentino en favor de su aliado.

La mano invisible de Argentina
¿Qué hizo el país? Ante las sanciones propuestas contra Paraguay, votó a favor del embargo de armas. Pero con un mensaje secreto a Asunción para llevar calma.

Paraguay nunca dejó de recibir armas desde Argentina y en paralelo, Buenos Aires regulaba el ritmo de las negociaciones de paz a la espera del momento exacto para intervenir. Cuando el ejército paraguayo estuviera en ventaja, los argentinos actuaron en la sombra al enviar emisarios secretos y proponiendo fórmulas de arreglo y desempolvaba mapas con límites favorables a su aliado.
Las negociaciones de paz en la capital argentina fueron una victoria diplomática y una confirmación cartográfica de la victoria guaraní. Pero había algo más, detrás de la ayuda estaba el quebracho que era considerado el oro vegetal del siglo XX.

Empresas anglo-argentinas explotaban esos recursos y Argentina sabía que un Paraguay era garantía de estabilidad económica, el país fue neutral en los papeles aunque en los hechos se convirtió en aliada, mediadora, protectora y estratega que significó una neutralidad inteligente y una influencia decisiva.